Enfoque individual

Antecedentes Personales: NAMC, Hipertensión Arterial bien controlada, Diabetes tipo II en tratamiento con Metformina, ictus tipo ACV hace 10 años sin secuelas neurológicas. 

Varón de 84 años que acude a nuestra consulta refiriendo aumento del perímetro del brazo izquierdo de dos semanas de evolución. El paciente comenta que ha ido progresando de menos a más, no le provoca dolor ni otra sintomatología. NIega caídas o traumatismos previos sobre ese brazo. 

A la exploración, se observa una zona de inflamación y equimosis sobre el músculo bíceps. A la flexión pasiva del brazo, aparece el típico signo de Popeye. No se provoca dolor con los movimientos tanto activos como pasivos. La coloración de la piel y los pulsos distales están conservados. 

Hallazgos ecográficos

Se vuelve a citar al paciente para la realización de una ecografía en el Centro de Salud.
En ella, se puede ver la pérdida de estructura, con desorganización de las fibras musculares del bíceps y la disminución del grosor del tendón del bíceps. Aparece una zona hipoecóica con bordes nítidos, compatible con la zona de rotura.

Pruebas complementarias

No fue necesaria la realización de más pruebas complementarias. 

Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas

Tras los hallazgos encontrados en la exploración y la ecografía llegamos al posible diagnóstico: «rotura del tendón de la cabeza larga del bíceps braquial».

Nos planteamos otros posibles diagnósticos diferenciales entre los que se encuentran:
- Luxación bicipital
- Subluxación bicipital
- Tenosinovitis bicipital

Tratamiento y planes de actuación

Debido a la edad avanzada y la escasa actividad física del paciente, junto con la ausencia de clínica, se opta por no intervenir quirúrgicamente. Tampoco fue necesario ningún tipo de tratamiento médico ni rehabilitador. 
Actualmente, el músculo se ha atrofiado. No obstante, esto no ha tenido ninguna repercusión funcional en su vida diaria.