Ante la auténtica hecatombe sanitaria que supuso la pandemia COVID en 2020 necesitábamos encontrar una manera de seguir formando a nuestros residentes e intentar mantener su motivación.

En marzo de 2020 la pandemia de COVID alteró nuestras vidas y nuestra práctica clínica como nunca antes lo  habíamos experimentado. Estuvimos trabajando en un ambiente “de guerra” muchos meses, incertidumbre, miedos. Somos un centro docente con muchos residentes por año y vimos como nuestros R4 perdieron sus rotaciones, el aprendizaje establecido en las consultas, dedicándose casi en exclusiva a la atención de los pacientes con COVID. Mantener la formación  en ecografía y seguir haciendo estudios no covid en pacientes resultó ser una maravillosa vía de escape  y una forma de continuar nuestra labor docente y  completar parcialmente el itinerario formativo de los residentes. Procuramos seguir haciendo formación “online” e incluso enviando documentación y casos clínicos vía Whats app. Hacíamos las ecografías con  medidas de protección y en grupos reducidos, asegurando la negatividad de los pacientes que citábamos.  Durante el año 2020 se realizaron 350 ecografías y en  2021 hicimos 645, tanto a nivel de aparato digestivo, como urinario, ginecológico y osteomuscular.

La formación en ecografía a los residentes significó un soplo de aire fresco en nuestro centro, les animó a ellos y a nosotros como docentes a continuar haciendo medicina en unos meses que pareció desaparecer del todo cualquier problema que no fuera COVID. La alta satisfacción de los residentes y el gran nivel práctico alcanzando fue muy gratificante.

La formación en ecografía, teniendo las necesarias precauciones  se puede mantener en cualquier circunstancia, incluso en el ámbito de una pandemia, siendo en muchos casos una de la pocas herramientas seguras que se podían utilizar.