13-14-15 de noviembre de 2025
Atención Primaria.
Dolor abdominal y diarrea recurrente.
Enfoque individual
Paciente de 40 años, sin antecedentes familiares de interés, ni ambiente epidemiológico compatible. Acude por dolor abdominal recurrente, asociado a diarrea sin productos patológicos. No relaciona la clínica con ningún alimento en concreto. No fiebre. No otra sintomatología.
Exploración sin hallazgos patologicos. Se solicitó analitica general, incluyendo función tiroidea y anticuerpos antitransglutaminasa, así como sangre oculta en heces, que resultó todo normal. Se derivó a digestivo, que indicaron hacer una colonoscopia, gastroscopia y TAC abdominal. No hallazgos patológicos en estas pruebas.
Enfoque familiar y comunitario
Se profundizó en el contexto social del paciente, quien informó estar en proceso de desahucio. Además, expresó una importante preocupación porque no tendría donde alojarse si esto sucedía, ya que a sus padres (único apoyo social) también les iban a desahuciar. El comienzo de clínica del paciente coincidía con el inicio del proceso de desahucio.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Se descartaron causas orgánicas de dolor y diarrea. El diagnóstico diferencial incluyó enfermedades inflamatorias, infecciosas y malabsorción, así como posibles tumores, descartadas por pruebas complementarias.
Una vez descartada patología orgánica, se identificó un problema psicosocial importante (desahucio) como posible factor desencadenante o mantenedor de síntomas funcionales. Se diagnosticó así un síndrome de colon irritable.
Tratamiento y planes de actuación
No se especificó tratamiento farmacológico. Se recomendó seguimiento, apoyo psicosocial y valoración multidisciplinar.
Evolución
El paciente fue desahuciado, con pérdida de contacto y seguimiento clínico.
Este caso pone de manifiesto la necesidad de integrar la dimensión social en la práctica clínica en Atención Primaria. Los desahucios afectan la salud globalmente, así como a la adherencia terapéutica y el seguimiento clínico. La medicina de familia debe liderar un abordaje integral, que incluya la detección precoz de factores sociales, colaboración con servicios sociales y la elaboración de informes clínicos que permitan proteger a los pacientes. Fomentar este enfoque puede mejorar los resultados sanitarios y humanizar la atención en contextos de vulnerabilidad.