13-14-15 de noviembre de 2025
Enfoque individual
Joana, mujer de 88 años con pluripatología, vive sola con el apoyo de una cuidadora que acude por las mañanas. Su hijo la visita brevemente por las tardes.Enfoque familiar y comunitario
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Consulta por episodios de dolor torácico y epigástrico, también le impiden dormir y le generan ansiedad.Tratamiento y planes de actuación
A lo largo de varias visitas domiciliarias, los síntomas derivados de sus comorbilidades se superponen, lo que nos obliga a tratar una angina de pecho con nitratos, a deplecionarla con diuréticos por descompensación de insuficiencia cardíaca, y a proporcionarle pautas para el manejo de su gastritis exacerbada.Evolución
Aunque se consigue una mejoría parcial, persisten los despertares nocturnos con angustia. Durante una visita, Joana verbaliza su temor a sufrir un ictus y ser hallada muerta por sus hijos, además de la tristeza por las largas tardes en soledad. La cuidadora señala que los síntomas podrían estar vinculados a ansiedad relacionada con el aislamiento. Tras valorar conjuntamente con la paciente, se plantea la posibilidad de aumentar las horas de cuidadora o la asistencia a un centro de día, integrando el apoyo social como parte del plan terapéutico junto a la revisión farmacológica.
La soledad en personas mayores es un problema frecuente y con gran impacto en la salud, que puede expresarse mediante síntomas somáticos difíciles de diferenciar de patología orgánica. El caso de Joana refleja cómo el malestar emocional puede solaparse con cuadros clínicos diversos y cómo, en el contexto de la atención domiciliaria, las limitaciones diagnósticas hacen más complejo el abordaje.
En pacientes pluripatológicos es esencial descartar causas orgánicas ante síntomas nuevos, evitando atribuirlos de entrada a factores emocionales o sociales. Sin embargo, una vez descartada y tratada la patología médica, la identificación y tratamiento de la soledad se convierten en un objetivo terapéutico clave.
La medicina de familia, a través de su mirada biopsicosocial y su trabajo en domicilio, está en una posición privilegiada para detectar estos problemas, acompañar al paciente y coordinar soluciones con la família y el entorno. Integrar estas dimensiones en el abordaje mejora la calidad de vida del paciente y constituye una de las principales fortalezas de la atención primaria.