Enfoque individual
Paciente mujer de 59 años sin antecedentes de interés que en marzo de 2023 sufre accidente de tráfico sin lesiones aparentes en miembros inferiores.
Tres meses después presenta caída accidental con diagnóstico de esguince de tobillo. Desde entonces inicia cuadro de inestabilidad progresiva de la marcha, rigidez y dolor en pie. Es valorada por traumatología que atribuye los síntomas al esguince y al accidente previo.
A pesar de fisioterapia y tratamiento analgésico convencional la paciente refiere empeoramiento progresivo, con dolor persistente en antepie pero sobre todo con una rigidez cada vez más limitante. Debido a dicha rigidez en enero de 2024 sufre nueva caída. La clínica progresa hasta precisar primero bastón y posteriormete silla de ruedas.
Enfoque familiar y comunitario
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Se realizan radiografías, ecografía y resonancia magnética que resultan totalmente normales.
Tratamiento y planes de actuación
En varias ocasiones obtiene mejoría parcial con corticoides orales e intramusculares, aunque los síntomas recidivan rápidamente. Debido a la rigidez cada vez más invalidante, es derivada a neurología, donde se completa estudio con punción lumbar y análisis inmunológico, confirmándose el diagnóstico de síndrome de la persona rígida anti GAD +
Evolución
Tras el diagnóstico se inicia tratamiento con inmunoglobulinas intravenosas con respuesta favorable y mejoría prácticamente completa de la rigidez y del dolor, recuperando la autonomía en la deambulación.
Los cuadros de dolor, caídas e inestabilidad posteriores a traumatismos suelen interpretarse como consecuencia de lesiones musculoesqueléticas. Sin embargo, la evolución tórpida, la ausencia de hallazgos radiológicos y la rigidez progresiva deben alertar al clínico sobre la posibilidad de etiologías menos frecuentes, en especial enfermedades neurológicas autoinmunes como el síndrome de la persona rígida.
En atención primaria resulta esencial mantener una visión clínica amplia, evitando atribuir de forma automática los síntomas a un antecedente traumático. El papel del médico de familia en la identificación de signos atípicos y en la derivación temprana a especializada resulta fundamental para acortar el tiempo diagnóstico, optimizar el tratamiento y prevenir secuelas funcionales graves.