1. Estimular en el residente una visión positiva hacia la práctica de la Medicina Familiar y Comunitaria (MFyC) en zonas desfavorecidas.
2. Profundizar los conceptos básicos que definen la especialidad, y se basan en el cuidado continuado e integral al paciente, su familia y comunidad, independientemente de sus recursos sociosanitarios.
3. Practicar una MFyC dentro de un modelo biológico-psicológico-social.

La residente de tercer año hizo una rotación de 15 días en el Hospital del Día Virgen de Guadalupe, ubicado en una zona rural ecuatoriana. Este se caracteriza por su enfoque solidario, brindando atención sanitaria de las 8h a las 17h, a una media de 300 pacientes a la semana. Este Centro no cuenta con un servicio de Triaje ni Radiología, solamente un Laboratorio de Análisis Clínicos con un limitado número de pruebas.

La labor se realizó en una Consulta de Medicina General. Aquí, pese a las dificultades, realizó exhaustivas historias clínicas, donde los medios humanos cobraron mayor importancia que los recursos técnicos.

La residente abordó diferentes problemáticas, al poseer una amplia cartera de servicios (pediatría, paliativos, suturas, urgencias menores…). Además, asumió otros rols: administrativa, enfermería, mantenimiento, etc., lo que permitió conocer mejor el funcionamiento global de un Centro de Atención Sanitaria.

El médico residente, aun teniendo presente que quedan muchas desigualdades, que existe aislamiento del profesional, que se tienen que asumir tareas ajenas a la medicina y que no están disponibles todos los medios necesarios, está altamente motivado a ser el actor principal del cambio.

Este identifica las necesidades de salud de la población, implementando intervenciones que persiguen el acceso al sistema sanitario de los sujetos más vulnerables.

Este tipo de propuestas permite mejorar la formación del residente de MFyC, por lo que es beneficioso su implantación como rotación externa dentro del Guía Itinerario Formativo Tipo (GIFT).