13-14-15 de noviembre de 2025
Atención Primaria.
Mujer de 70 años que consulta por aparición repentina de eritema y calor local en la cara. No presenta prurito, otras lesiones cutáneas ni otra sintomatología asociada.
Enfoque individual
Paciente sin alergias conocidas y antecedentes de hipertensión en tratamiento con enalapril y de artrosis tricompartimental de rodilla izquierda. El día anterior había sido atendida en el centro de Atención Primaria por impotencia funcional y derrame articular de rodilla, realizándose una infiltración ecoguiada de 2 cc de betametasona y 1 cc de mepivacaína, sin complicaciones agudas.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Ante este cuadro clínico nos planteamos hacer un diagnóstico diferencial con posibles causas de eritema facial. Entre las posibles causas destaca una reacción alérgica tardía, rosácea, angioedema por enalapril o un efecto secundario no alérgico de la infiltración. La relación temporal con la infiltración sugiere una posible causa farmacológica, pero una reacción alérgica es poco probable, ya que no presenta manifestaciones clínicas sugestivas como prurito, habones ni broncoespasmo.
En este caso, el enrojecimiento facial (flushing o eritema) es un efecto adverso no alérgico descrito tras la administración de corticosteroides, sobre todo por vía intramuscular, intrarticular o epidural.
Tratamiento y planes de actuación
Este fenómeno suele ser transitorio y benigno. Se informó a la paciente y se programó una visita de seguimiento.
Evolución
La paciente mostró una resolución espontánea del enrojecimiento facial en un plazo de 48 horas, sin necesidad de tratamiento adicional.
Las infiltraciones son una herramienta habitual en muchos centros de Atención Primaria. Las reacciones adversas más comunes suelen ser leves y transitorias, como el dolor o inflamación local tras la infiltración o la despigmentación de la zona. El flushing facial es una reacción descrita autolimitada tras la administración de corticoides intramusculares. Su incidencia es variable y está descrito que oscila entre el 1-28% según la vía de administración. Aunque sea poco común, es importante conocerlo y debería ser comunicado como parte del consentimiento informado.
Este caso resalta la importancia de explicar al paciente los posibles efectos adversos de los tratamientos y de realizar un diagnóstico diferencial adecuado ante la aparición de síntomas cutáneos.