Enfoque individual
Antecedentes personales: Proctosigmoiditis ulcerosa. Situación basal: Independiente, propietario de un bar. Tratamiento habitual: Mesalazina 3gr.
Acude por dolor y opresión intermitente en FII desde hace 3 semanas. En la primera consulta en AP se deriva a urgencias sospechando diverticulitis aguda o brote de colitis ulcerosa. Desde urgencias, es dado de alta con diagnóstico de cólico renal izquierdo. Vuelve a AP 10 días más tarde y refiere que asocia poliaquiuria y pérdida de 6 kg en 1 mes. Se solicita entonces analítica sanguínea completa (no elevación de reactantes de fase aguda, no anemia), estudio de heces (calprotectina normal, coprocultivo y sangre oculta en heces negativos) y sistemático de orina normal. Ante estos resultados poco concluyentes solicitamos ecografía abdominal pero dada la demora en la realización de la prueba, derivamos al paciente a medicina interna para estudio de síndrome general.
Enfoque familiar y comunitario
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Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
En medicina interna se realiza una analítica con marcadores tumorales obteniéndose un antígeno prostático específico (PSA) de 400. Asimismo, se solicita un TAC toracoabdominopélvico: posible neoplasia de próstata (carcinoma con extensión extracapsular, infiltración vesical y rectal, múltiples adenopatías retroperitoneales y pélvicas así como metástasis óseas).
Se practica una biopsia prostática que confirma el diagnóstico de adenocarcinoma prostático.
Tratamiento y planes de actuación
Se inicia seguidamente tratamiento quimioterápico.
Evolución
Actualmente en seguimiento por urología y oncología, con mejoría sintomática.
El diagnóstico diferencial del dolor en FII engloba causas musculoesqueléticas, digestivas, urológicas y ginecológicas. En este caso, se acompañaba de síntomas del tracto urinario inferior en el varón y asociaba pérdida ponderal. Este motivo de consulta frecuente, derivó en un diagnóstico inesperado en el que cobró relevancia el PSA. A pesar de ello, es un marcador que no está indicado de inicio en pacientes que presenten dolor aislado en FII, ya que en estos casos el dolor suele estar más relacionado con patología digestiva o musculoesquelética. Es recomendable solicitarlo en pacientes con dolor pélvico y sospecha de malignidad prostática (> 50 años, antecedentes familiares de cáncer de próstata, mutaciones BRCA1/2).